30/10/08

Mundial de Fútbol 2018 en la Argentina?


En este mes aniversario de estos Apuntes –cumplieron un año- he decidido dar a conocer la última encuesta, la más larga, la que duró un año y tener por culminada la primera etapa de encuestas que arrancó con Las Chicas Porteñas son más Caraculicas y Los Presidentes argentinos; mejor Arquitectos? .En esta oportunidad, el tema fue ¿Donde debería realizarse el Mundial de Fútbol del año 2018?; en 370 días, de un total de 381 votos, un 107 personas eligieron a la Argentina como país organizador, tal fue en el año 1978. Apenas este país fue superado por un voto; 108 personas eligieron Australia como sede el hipotético Mundial; en Oceanía aún no se realizó a lo largo de la historia del fútbol, este máximo evento. Si, la ciudad de Sidney, fue sede de los Juegos Olímpicos del año 2000.
En tercer lugar, unas 65 personas eligieron México como preferencia a organizar la gran competencia, tal lo hizo ese país en 1970 (campeón Brasil) y 1986 (campeón la Argentina). Precisamente, decidí Apuntar esta encuesta cerrada el día del cumpleaños del flamante técnico de la Selección Nacional; el D10s Diego Maradona. Con 55 votos, sigue Marruecos, cerrando con 46 escaños, la europea Suecia, sede del Mundial de 1958.
El estar Australia a contramano del mundo, más su poco peso en el terrero del fútbol internacional, relega sus intenciones. La última vez que se organizó un Mundial en Sudamérica fue hace 30 años, en una Argentina dictatorial.
¿Qué falta para que los argentinos y cualquier otro país hermano organice un Mundial?, ¿estamos en condiciones, en que fallamos, somos inseguros, falta capacidad hotelera, mejor trato a los turistas? Sea como sea, mientras Brasil se postula para el 2014, y con Maradona ahora nuestra Selección busca clasificase para el Mundial del 2010 en Sudáfrica, 107 personas creen que la Argentina, desde sus 6 estadios mundialistas, sus hermosas provincias y ciudades, esta capacitada para organizar el Mundial 2018, cuyo único superador por un voto, es la poderosa y lejana Australia… volveremos a tener un Mundial en nuestra Argentina?...

24/10/08

1 año de vida del Doc 9

Mañana, estos Apuntes del Doc 9 cumplen un año de vida. Recuerdo como si fuera hoy cuando palpitando las elecciones presidenciales del 2007, la persona que está detrás de Quichicientos me mostró el espacio cibernético y el llamado mundo blogger. Con unas ganas enorme de escribir y canalizar un montón de cosas para decir, comencé a darle forma a estos Apuntes que no quieren ser más que otra cosa que reflejar una narración a partir de un gusto personal o un recuerdo que no sólo quede en mi, sino poder compartirlo, dividido en 6 Secciones separadas en temas que me gustan como Política, Historia, Derecho, calle, Boxeo, Fútbol, y otras. A lo largo de un año he conocido otros espacios, otras personas “cibernéticas” encantadoras e interesantes y para nombrar algunos como el Iluso Careta, Wonder Woman, ADN, H y su cine, Peralta el Puteador, el Horacio, Nicéforo, Bitter, La Pasajera, Ely, tantos otros. Por eso quería compartir este primer cumpleaños con todos ustedes, con quienes me siguen. Mi mayor deseo es que el Apunte que sea deje algo, enseñe, genere un debate. Vienen tiempos de reflexión en el mundo y en la Argentina. Por eso, más que nunca, no hay que dejar de apuntar, pensar, debatir, decir y reclamar. Gracias a todos.

17/10/08

El Negro...

El 17 de Ocubre de 1945, no es un día más para los argentinos. En su aniversario número 63, quería volver a compartir en este mes conmemorativo del Doc 9 (cumple 1 año) con todos un viejo Apunte sobre el Negro, mi abuelo y ese día ta particular para él y para mucho. El Apunte es de fecha 9 de abril de este año. Fue, además, el más comentado.

El Negro no improvisaba. Conocedor de las mañas políticas y sindicales, intuía que el Presidente Farell no iba a tener al poderoso secretario de Trabajo y Previsión de la Nación mucho tiempo más encerrado en esa Isla Martín García, lugar rústico si los hay, en la que el propio Domingo Sarmiento en tiempos remotos, había soñado como un posible escenario para montar la mismísima Capital Federal de la Argentina.El Negro no era socialista ni comunista. Únicamente sabía defender a sus compañeros de trabajo de la fábrica textil ante cada trastada patronal. Todos ellos eran miembros de la Asociación Obrera Textil de la sección de la ciudad de Quilmes, donde vivían. Eran tiempos duros para los trabajadores, quienes casi no tenían acceso a los derechos y beneficios sociales, y en ellos sólo reinaba el triste recuerdo de la llamada Semana Trágica, mote que remonta a represión y a la muerte de mil obreros que intentaron reclamar por esos derechos. La realidad política tampoco era mejor. Con el golpe militar a la democracia en 1930 –que sería el primero de la historia -, comenzó a rugir la denominada Década Infame, mote popular para esos años de fraude electoral y canalladas compartidas entre el Ejército y la clase política/económica. Esa conjugación duraría hasta fines de la Segunda Guerra Mundial. En 1943, los militares volverían a tomar el poder; sólo que en ese gobierno castrense seguirían participando personajes del régimen caído de la Década Infame. Dentro de ese Ejército, había un sector llamado Grupo de Oficiales Unidos (GOU). Allí se destacaba un coronel que había sido designado por el nuevo Ejecutivo para estar al frente de la Dirección Nacional del Trabajo. Su nombre Juan Domingo Perón, quien a poco de asumir jerarquizó ese organismo elevándolo a Secretaría de Trabajo y Previsión de la Nación. El ahora secretario recibía a los trabajadores, los escuchaba, cumplía con ellos. Se crearon nuevos gremios, se profundizaba la relación con los empresarios. Por eso el Negro viajaba seguido a la Capital, porque era la voz de los trabajadores textiles frente a los funcionarios de Perón. Allí, cuentan que el Negro se hizo muy amigo de los abogados que trabajaban para otorgar la personería gremial a los nuevos sindicatos. “Abogados buenos; hay que cuidarlos que no abundan”, solía decir el Negro, sin soñar que casi siete décadas después su nieto sería uno de esos letrados cercano a los sindicatos. Pero volviendo al tema, el Negro solía concurrir a esa Secretaría, incluso a veces en compañía de esposa Angelita y su hijo Mandy. Así, se consiguieron beneficios jurídicos como el pago doble por indemnización, el preaviso, el cobro por ausencias por enfermedad, las vacaciones, el aguinaldo. Antes, nada de esas cosas se cumplían.El Negro no hacia política. Sólo apuntaba a la defensa de sus derechos laborales y los de sus compañeros. Por eso no dudo, de ir con todo y con todos a la Plaza de Mayo, cuando alguien le comento que “pusieron preso a Perón”. Eran las 16 de ese día largo e histórico de que sería el 17 de octubre de 1945.“Queremos a Perón”, “queremos a Perón” o “yo te daré, te daré niña hermosa, te dará una cosa, una cosa que empieza con P: Perón”, eran algunas de las canciones que vociferaban las enormes columnas que pedían por la liberación del secretario de Trabajo camino a la Plaza de Mayo, símbolo de la política argentina. Venían de todas partes; deSan Martín, Avellaneda, La Plata, Lanús, Gerli, Barracas, de los talleres de Chacarita, de Parque Patricios; de las fundiciones y acerías de Lomas de Zamora; y eran de todos los oficios; torneros, mecánicos, fundidores, peones. La movilización de los textiles de Quilmes vino encolumnados con el Negro. Hacia las 23, miles de trabajadores reclamaban la liberación del funcionario que el propio gobierno encarceló.- Que hacemos Perón?, dicen que le preguntó el Presidente Farrel a su funcionario detenido, ahora en las cercanías de uno de los balcones de la Casa de Gobierno.- General, tenemos que llamar a elecciones.- Pero con “estos” que hacemos, van a quemar la Rosada, que sugiere, repicó Farrel- Presidente, es el pueblo, que quiere elecciones ya, contestó el secretario de Trabajo.- Perón (Doc 9), déjese de joder con las elecciones, eso sucederá, palabra de honor pero ahora, saque a estos locos de acá, que se vayan¡¡Perón habló frente a esos trabajadores, entre los que estaba el Negro. Tres meses más tarde, en febrero del 46, ganaría las elecciones presidenciales frente la Unión Democrática que contaba con el apoyo del embajador de los Estados Unidos. En la familia, dicen, que fue uno de los días más felices del Negro… mi abuelo, un dirigente sindical de otros tiempos.

9/10/08

Adiós, Terminator

Sebastián entró llorando. Cerró la puerta de entrada de su habitación con furia con los ojos hundidos en lágrimas. Raro, porque hacia unas pocas horas se había ido de la casa paterna a juntarse con los pibes camino al boliche ese de Lomas de Zamora, partido de la zona sur de la provincia de Buenos Aires. Sebastián tiene 22 años recién cumplidos. Seba es un buen pibe, de barrio, nacido en (Temperley, por Doc 9) uno de los suburbios de esa tierra argenta. Estudia contabilidad, la ciencia de los números. Trabaja unas seis horas en la inmobiliaria de su tío, el padre de Juan, su primo abogado, doce años mayor que él. Juancito, como le dicen todos, es una especie de hermano mayor de Sebastián, hijo único de Roberto y Alicia. Seba, espera ansioso los sábados y domingos. Ir a la noche de Lomas, es una de las cosas que más le gusta. Por eso se bancó como un señor las dos veces que lo rebotaron de ese boliche. Pero ese sábado no. No cuando le iba a declarar su amor a Cecilia, una ex compa de secundaria que en los últimos tiempos estaba más linda que siempre. Estaba contento Seba, porque durante la tarde de ese sábado y parte de la noche, estaban en su casa paterna, sus primos, y también Juan y sus padres, es decir sus tíos. Su primo abogado hacia tiempo se había olvidado de sus épocas de boliches y que a estos se ingresa a partir de las 2 o 3 de la mañana, cuando la onda pega más. Por eso toda la familia le hizo el aguante a Seba, hasta que lo pasen a buscar Dario y Leito y de allí, si, con el viejo Peugeot 504 salir para Lomas que no estaba tan lejos del barrio porteño San Cristóbal, el lugar de crianza de Seba.
Por eso todos se alarmaron cuando a poco irse de la casa ante el saludo de todos los parientes, volvió, casi lagrimeando.
- Que pasa Seba, que pasó?, interrogó mamá Alicia.
Un silencio de cementerio emanó de la pequeña habitación se Seba.
- Abri, che, que carajo pasó… comenzaba a perder la paciencia, papá Alberto.
Con su primo Juan, Sebastián se confesó: -Entraron todos, loco, todos menos yo; me reboto ese patovica del orto, forro de mierda; decía que yo era un negrito que no podía ingresar, que me había agarrado a piñas el viernes pasado, y es mentira¡¡ rugió Sebastián.
Juan le creyó de inmediato. Conocía a Seba. No titubeo a pesar de su reciente título de abogado. Sabía que tenía un escudo en la ley; y la 23.592, es clara: nadie puede negarte la entrada a un boliche o bar o cualquier lugar público por motivos tales como raza, religión, nacionalidad, ideología, sexo.
Regresaron al boliche en el viejo Peugeot. En la puerta aguardaban los leales Darío y Leito. Y ese patovica, un clon mezcla de Terminator con el devenido custodio oficialista, Jorge Acero Cali atornillado en la puerta.
Juan se presentó. Le pareció que los anabólicos para los bíceps de ese grandote atentaron en sus oídos; no le dio bola. Rápidamente fueron camino a la comisaría próxima al boliche y luego al juzgado civil de turno que costo horrores encontrar.
Aparte de los amigos, Juan consiguió otros testigos. También llamó al celular de un colega, ex profesor suyo en la Facultad, que aportará pruebas y una posterior resolución que podrán ser de utilidad en un juicio contra el boliche.
Esa noche no sólo Sebastián logró declararle su amor a Ceci en plena pista del boliche. Sus amigos, Dario y Leito despuntaron gratis mas bebidas de la barra.
Ese anabolizado Terminator, ahora ex patovica, no volverá a trabajar allí. Eso se lo aseguró el encargado del lugar al abogado Juan, el nuevo ídolo de muchos en Lomas y más que nunca de su primo hermano, Sebastián.

1/10/08

Polaco y bien argentino




Viajante por naturaleza, a Miguel ese 1939 lo sorprendió en la ciudad de Buenos Aires, en la Argentina, mientras los nazis arrasaban Europa. Miguel, judío de pura sepa intuía que en su casa ubicada al sur de Varsovia, en Polonia, su familia no la estaría pasando nada bien.
Tres años atrás, Migue había cosechado una medalla para su país en las Olimpiadas de Berlín, y por ende conocía el poderío alemán. Los estragos de muerte de manos del nazismo (Doc 9) repercutían en todo el mundo. A los 30 años de edad, Miguel perdía a su joven mujer, a sus pequeños hijos, a sus padres y sus hermanos. La fatal noticia lo sorprendió en esa Buenos Aires de la Década Infame (Doc 9), ciudad en la que se desarrollaba la VIII Olimpiada de Ajedrez, en la que Migue representaba a Polonia. La soledad lo invadió. Entendió que la vida golpea duro cuando quiere. Lloró, se deprimió. Decidió quedarse a vivir en la Argentina (Doc9), y adoptar esa nacionalidad. Miguel se refugió en lo único que tenía, en aquello que le permitió conocer lugares, representar a su país… el ajedrez, que es un deporte para algunos o uno de los juegos de mesa más populares del mundo, una especie de resumen de una guerra, un arte, una ciencia en el cual dos personas se enfrentan. El ajedrez fortalece el intelecto. Desarrolla la paciencia, el concepto del estratega, de la inteligencia. Dicen que fue llevado a España por los árabes, cerca del año 1200. La primera referencia en Occidente es el Libro de los Juegos, mandado hacer en el s. XIII por Alfonso X el Sabio.

Sea como sea, Miguel aprendió a leer y hablar español y se radicó en la capital argenta. Luego se mudó a la ciudad de Mar del Plata. Representaba a la Argentina en competencia que fuere. Compitió con los mejores ajedrecistas del mundo como Boris Spassky, David Bronstein , Mark Taimanov y los juveniles Bobby Fisher y Anatoly Karpov.

En octubre de 1943 estableció el primer record mundial de partidas simultáneas a ciegas en la ciudad de Rosario, en la sede del Círculo de Obreros, jugando contra 40 tableros. Con la camiseta argentina, en enero del 1947 en San Pablo, Brasil, y ante representantes internacionales, Miguel superó su propio record al enfrentarse a 45 tableros y 83 participantes que eran relevados a medida que se cansaban.

En 1948 conoció a una mujer argentina de la que se enamoró. Vinieron los hijos, luego los nietos. Y siempre el ajedrez. Compitió en todas partes del mundo. En 1964, el flamante gobierno de Fidel Castro, en Cuba, lo invitó a participar de un destacado torneo. Miguel, les ganó a todos, lo que valió la categoría de Gran Maestro Internacional.

Pero Miguel tuvo un desafiante, alguien que desde su mirada de niño, quedó sorprendido con sus jugadas en ese torneo en la Buenos Aires de 1939; ese año que tanto cambió la vida de Miguel. Ahora ese pibe era el ministro de Industria de Cuba, el Comandante Ernesto “Che” Guevara que como Miguel tomó otra tierra como su familia. Al líder argentino le fascinaban todos los deportes. Pero el ajedrez era su favorito. Ni la Revolución ni sus responsabilidades como dirigente de la flamante Cuba pudieron apartar al Che del ajedrez. Era famoso su tablero, en medio de armas y sus instrumentos de médico en plena batalla para liberar al pueblo cubano. Al que tenía de “hijo” era el propio Fidel Castro, con su partida de jaque mate en tres jugadas.
Pero con Miguel no pudo. Se hicieron amigos en ese torneo de La Habana denominado Capablanca.
La historia es conocida. Guevara no pudo seguir su camino. Miguel siguió llevando la bandera argentina a todos lados. Conoció a líderes como Nikita Kruschev, John Kennedy, el mariscal Tito, Fidel Castro, Juan Domingo Perón, entre otros. Desde el diario Clarín publicaba notas sobre como jugar al ajedrez.
“He sufrido mucho en mi vida, pero este gran país que es la Argentina me recibió, me dio una familiar, un lugar. Soy polaco, pero amo a la Argentina como al ajedrez”.
Miguel Najdorf fue el mejor de todos. El ajedrez, ese juego tan particular, fue su vida.
Murió en 1997 en Málaga, España, a los 88 años edad. Había viajado para representar a a su país, la Argentina… este Apunte es para usted, don Miguel, su recuerdo late en cada partido de ajedrez.